martes, 2 de junio de 2009

Cádiz, Cádiz

¡CÁDIZ, CUANTO TE AÑORO!

A una buena amiga le dije un buen día, escríbeme algo bonito de nuestra tierra, CÁDIZ, para ponerlo en el blog, que hable de su embrujo y de su salada claridad, como siempre que se le pide que haga cualquier tipo de tarea, me escribió esto:

¿Has cerrado los ojos?, ¿Has visto su playa?
Pues sólo has empezado a soñar, pon las manos sobre la arena y siente la calidez que te invade, inspira profundamente y el olor a mar te recorrerá sin darte cuenta y la brisa que te roza con ese aire fresco que sólo lo tiene Cádiz y que hace que se saboree su salada claridad.

Siente Cádiz con los cinco sentidos y disfrútala, Cádiz, mi corazón contigo se queda......... he cerrado los ojos y he perdido por ti el único sentido que eres capaz de quitarme, el sentido común, que me lleva a la locura de decirte que con los ojos abiertos o cerrados siempre te sentiré esté donde esté.
¿Has cerrado los ojos? , ¿Has visto su playa?

Preciosas palabras, emotivas y sentidas, en relación a la gran cantidad de veces, Cádiz, que te escribieron y te seguirán escribiendo, aquí tienes unos sentimientos que da la tierra, arraigos interiores que se perciben cuando se pone el corazón en ello, no importa de quien venga ni a donde vaya, solo el que te escriban, Cádiz. Estando tan cerca, que lejos te siento cada día, nadie sabe lo que quieres y ni lo que tienes, si no se está cerca de ti, despiertas en mi ese fuego de sentimientos y recuerdos de la niñez vivida. Rincón verde, como los ojos que te miran, Cádiz, verde, mezcla de mar, miel y limón, piropeada por todos, envidiada por otros, tus más ilustres hijos, besan tus manos, te llaman “Señorita del Mar” y “Novia del Viento”, otros para tu famosa Caleta, le dicen que sus olas son de plata quieta…., Cádiz, tienes un salero “que no se pue aguantá”, eres capaz de enamorar y hacerte nostálgica, todos conservaremos ese amor, que tu nos supiste dar. Tacita de plata, con su salada claridad necesito sentirte, y como dice la habanera: Y yo, Cádiz, te dedico y te lo explico, con mis mejores palabras, pero al mismo tiempo con mis mayores sentimientos, Cádiz, levante, que como tú nos vuelve loco, desde la cuna te tuvimos y sentimos, aprendimos tu lenguaje, para mi “dialecto”, y toda la idiosincrasia de un pueblo, porque ni todos, ni muchos, que no engendraras o corriera por tus calles, son capaces de entender: “Oju quillo que jartible”, “Oma, trea pacá ca pa encalá”, “quillo, joe, pisha que pesao ere”, y tantas y tantas, ¿quien dice que esto no es “dialecto”?, si tenemos vocabulario propio. Cádiz, ¡que gente!, ¡que sierra!, ¡que playas!, ¡que pueblos blancos!, ¡que caballos!, en definitiva, que rincón del sur, que te puedo decir, Cádiz, no me quedan palabras para expresar lo que siento por ti, que no te hayan dicho, Cádiz, de mis entrañas, cuanto te echo de menos, cuanto te deseo.

A la Libertad le tengo puesto el bendito nombre de su cuna: Cádiz

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