miércoles, 1 de abril de 2009

Confianza

Un sentimiento que normalmente nace en nuestro interior y de cuyo proceso somos responsables, es la confianza

¡Hablemos de confianzas!

La confianza simplemente es la impresión u opinión que se tiene de una persona, donde el ser escuchado o dar una opinión, es parte primordial que nos lleva a una serie de condiciones, tales como franqueza, satisfacción del deber cumplido, capacidad de asimilación, y otras muchas, que pueden llegar a ser innumerables. Al mismo tiempo es tan frágil como un vaso de cristal que cae al suelo y rompe con facilidad. Por ello podríamos preguntarnos:

¿Como se conserva?, ¿Como se pierde?, ¿Seria posible recuperarla?

Son respuestas difíciles de contestar, es una virtud o sentimiento que no es personal como otras, sino que viene dada al menos por dos personas donde ambas deben depositar una reciprocidad y respeto mutuo, no importando cual sea el tipo de relación que se mantenga, ya sea personal, laboral o de cualquier tipo.

¡Conservarla!, no seria difícil siempre y cuando se cuenten con varios elementos fundamentales, como integridad, intención, motivación, personalidad, sinceridad y honestidad. Todo ello si no aparecen otros sentimientos a considerar, el miedo a la libertad de la persona contraria, el temor de aprovecharse uno del otro y del anhelo que las dos libertades puedan cobijar. A esto no se le podría llamar autoayuda sino a un convencimiento de nuestras propias cualidades y capacidades, o bien a las habilidades que la vida pone a disposición de cada persona. Siempre se necesita un buen entorno, donde éste aporte una determinada seguridad y al mismo tiempo trabajar para que las formas de vida en este sentimiento no decaigan, pero que tampoco se evalúen.

¡Perderla!, quizás sea más fácil, mucho más fácil perderla que conservarla, solo bastaría una frase de una conversación mal interpretada o una promesa no cumplida, para hacernos un juicio equivocado de la persona, juzgando algo que puede llegar a no ser una realidad, pero lo suficiente para que la confianza depositada se pierda. Los márgenes que nosotros mismos nos imponemos son demasiado pequeños, rompemos demasiado rápido los guiones de la vida asignados o impuestos, prefiriendo quedarnos quietesitos, reservándonos un papel de mero espectador, mientras otros expresan con rigor sus crudas realidades.

¡Vamos a recuperarla!, para ello lo primordial seria que nosotros mismos nos avalemos, que nuestro propio ego salga a flote, ya que sería imposible que otros confíen en nosotros, si nosotros mismos no lo hacemos. Nuestras propias convicciones son con las que al menos intentaremos decirle a los demás como somos y como nos tienen que imaginar, no haciéndose una idea errónea y buscando la proporción en las formas de tal manera que proyectemos una imagen real, que todos piensen que no les estamos engañando, con convencimiento personal, sin dejar a un lado las decisiones tomadas, ya que si no fuera así podríamos tener nuevos fracasos, y así los demás pensarían que nuestras posibilidades y opiniones no cumplen con las expectativas que el resto de las personas pudieran pensar o esperar de nosotros.

LAS MUCHAS PROMESAS DISMINUYEN LA CONFIANZA.
(Quinto Horacio Flaco).

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